Cuando ya ha transcurrido una semana completa en que gran parte de la Plaza Mayor de Cáceres puede pisarse, las percepciones van cambiando. Ya no se escuchan esos comentarios desaforados de "ingenieros" apostados tras las mallas que cubrían la obra. Ahora, el uso tranquilo de las terrazas va dejando paso a comentarios más serenos, aunque alguno resulta chocante, como el escuchado esta tarde cuando realizaba las fotos que ilustran esta entrada. "Me gustaban más las escaleras del Ayuntamiento, cuando eran de piedra de granito". Solemne afirmación no exenta de un punto de nostalgia sumado a desconocimiento. Y como este, muchos más. Otros, la mayoría, aprobando cómo está quedando la plaza, porque, aunque pudiera parecer increíble si nos retrotraemos a hace mes y medio, las opiniones pueden cambiar. Y la realidad es que las opiniones, cambian.
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